Sin pensármelo dos veces me lancé contra
ellos, furioso.
—¿!Por qué quisisteis matarme!? —gritaba
mientras me lanzaba al ataque, espada en mano.
—Por qué tú tienes el mismo poder que tu
padre —dijo uno de ellos, con un tono que me hizo detenerme—, porque eres tan
poderoso que puedes crearnos, destruirnos, controlarnos, liberarnos.
Yo
no entiendo sus palabras, que me parecen un puzle, un enigma, un acertijo de
esos que nunca se me dieron bien.
—¿Por qué mi padre os tenía que liberar para
mataros?
—Porque antes éramos humanos heridos
mortalmente —le respondió otro Caronte—, y tu progenitor nos dotó de un nuevo
cuerpo demoniaco a cambio de que le sirviéramos dándole nuestro poder. El
cuerpo que nos dio nos permitía que nuestra esencia humana se recuperara del
golpe, y aparte multiplicaba nuestra fuerza interna. Y tu padre nos la quitaba.
Por eso todos le odiábamos, porque al alimentarse de nosotros nos volvió sus
esclavos. Y cuanto más le odiábamos más poder teníamos, y más nos quitaba él,
tal vez por eso era el di… El Jinete más poderoso —rectificó de inmediato.
No
me percaté de lo que dijo antes de modificar la frase para decir lo de Jinete.
—Pero le vi matar a cuatro de los vuestros…
—dije confuso.
—Porque tenía la Daga. El único objeto que
nos puede matar, ya que al rozarnos con la punta, absorbe nuestra esencia
Caronte. Y tras arrebatárnosla, nos hería mortalmente. Pero eso iba contra las
normas, y por eso tu padre está encerrado.
—¿Encerrado? —pregunté pensando que podría
conocerle—.¿Dónde?
—Para llegar hasta él antes debes pasar tres
duras pruebas —me contestaron todos sincronizados—, no creo que te compense
hacerlo.
Deduje
por su tono que en realidad querían evitar que viera a mi autentico padre, por
eso insistí. Pero a pesar de mis esfuerzos ellos se negaban a dejarme hacer
esas peligrosas pruebas.
—¿Por qué no me dejáis ver a mi padre?
—pregunté, desesperado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario