No
recordaba el enfrentamiento con mi hermano, pero al recordarlo caí en la cuenta
de cómo sabía que mis padres estaban encerrados, ¡los había encerrado él!
Claro, de que otra forma si no podría haber hablado con ellos.
—Debo… ir…—me di cuenta de lo mucho que me
costaba hablar, era como si el aire fuera muy denso—, a la… cueva de las
ánimas—esto último lo dije perfectamente, pues me había acostumbrado al aire.
Una
extraña sensación, como si todo vibrara dentro de mí, me recorrió todo el
cuerpo, pues, aunque no me había dado cuenta, estaba solo en la habitación.
Entonces, ¿quién, si no había sido Ruxio, me había despertado?
Me
incorporé sobre la cama y grité:
—
¡Ruxio! ¡Ilika!
Nadie
me contestó, era como si la casa estuviera desierta. Abandoné la estancia sin
apenas percatarme de lo que ocurría a mi alrededor, pues un montón de formas
extrañas me seguían a donde quisiera que fuera.
Recorrí
toda la casa de una punta a la otra, entrando en salas imposibles según la
física de la Tierra. Una de ellas tenía una forma totalmente esférica, la gravedad se encontraban en las paredes. Los
muebles eran independientes de la gravedad y estaban flotando por todos lados,
y un líquido viscoso y de un extraño color morado me rodeaba por todos lados.
A
pesar de haber recorrido todos los rincones, al menos visibles, no encontré a
nadie. Por lo que me pregunté quién había hablado al despertarme.
Una
extraña visión sacudió mi mente repentinamente, me vi a mi mismo, o al menos
pensé que era yo, siendo acunado por la mujer que en mi sueño dijo ser mi
madre. Pero alguien rompía la paz en la que nos encontrábamos, agarrándome y
diciendo:
—Tranquila, Maaxela. Tu hijo volverá para
liberarte, y nadie le podrá detener.
—Gracias—contestó ella—, amor mío.
De
repente comprendí lo que pasaba, aquel hombre de pelo plateado me iba a llevar
a la Tierra. Comprendiendo algo aún más grande susurré:
—Padre… Madre…—esto lo dije pensando en las
personas que acaba de ver—. ¡Papá…! ¡Mamá…!—esto lo realmente lo grité hablando
de las personas que me habían criado
No hay comentarios:
Publicar un comentario