Saludos

Saludos a los valientes que aquí os adentrais. Vereis varias historias escritas por nosotros, los jinetes. Algunas mas largas, otras con menos contenido por el momento, pero todas igual de apasionantes.
Os aseguro que lo pasareis bien disfrutando de la lectura.
Un saludo.

Los Tres Jinetes

sábado, 8 de septiembre de 2012

Istaariano-Jinetes del viento (Parte 7)



   — ¿Y por qué los humanos no lo ven?
Ruxio sonrió antes de contestarme, se había fijado en que ya no me incluía entre los humanos normales.
   —Sencillo, no Controlan, y para ver algo ocultado por un Jinete debes tener un mínimo de Control. Aunque tampoco controlas totalmente, así que no te ilusiones. Seguramente la hallas visto por que alguna vez Controlaste sin saber que hacías, como el tornado que te ha envuelto hace apenas unos minutos.
   — ¿Puedes explicarme que es el Control?
   —Pues es fácil, como su propio nombre indica sirve para controlar, pero solo para tenerlo controlado, es decir, puedes darle una forma y hacer que esta no cambie, pero no podrás hacer que realice ninguna acción.
Estas palabras me confundieron, si controlas algo es que lo puedes manipular y hacer que realice acciones, aunque sea empujándolo. Pero no estaba en  la Tierra, si no Ol-Jazhar, y sus normas son diferentes.
   —Ilika—dijo Ruxio—, enséñale la cabaña y instrúyele en los artes de Control y Montar.
Ella me cogió del brazo y me guió hacia la sala donde desperté. Las plantas se movían con un ligero viento, e Ilika las hizo parar con un simple murmuro al que no preste atención, pues estaba perdido en su mirada.
 Me colocó ante la mesa de piedra y me dijó:
   —Estos son los objetos de los grandes Jinetes. Tócalos uno a uno.
Lo hice. Empecé por el arco, que brillo un instante para luego formar una flecha en su interior, Ilika asintió. Continué por las herraduras que se hundieron en la mesa. Seguí con el mandoble, que levitó durante unos segundos para luego bajar y clavarse en el suelo, a mis pies. Por último, acerqué la mano al guijarro, esté empezó a girar a mucha velocidad.
  — ¡Haz que pare!—me gritó Ilika.
  — ¿Cómo?—La pregunté.
  —Céntrate—me contestó ella—. Eres un Jinete, vuelve a imaginarla como una piedra inmóvil.
Lo hice, y al cabo de unos segundos la piedra volvió a su estado natural.
En ese momento me abandonan las fuerzas y me mareo, pero logré sobreponerme y permanecer despierto.
  — ¿Qué ha pasado aquí?—dice la voz de Ruxio tras nosotros.

1 comentario:

  1. Como avanza la historia, tenías razón, dentro de una semana ni se sabe donde estarán nuestros personajes, o haciendo qué.
    Me gustó mucho lo del control, es raro, y la preguntas que te haces son acertadas, le dan coherencia a tu personaje. Pues eso, continúa que la historia está tomando forma.
    Veremos como sigue esto.

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