Saludos

Saludos a los valientes que aquí os adentrais. Vereis varias historias escritas por nosotros, los jinetes. Algunas mas largas, otras con menos contenido por el momento, pero todas igual de apasionantes.
Os aseguro que lo pasareis bien disfrutando de la lectura.
Un saludo.

Los Tres Jinetes

domingo, 9 de septiembre de 2012

Istaariano-Jinetes del viento (Parte 8)



Me giré, sobresaltado. Pues yo tampoco entendía que había pasado. Por lo que miré al hada pidiéndola una explicación con la mirada. Pero dada su expresión supe que ella tampoco lo entendía.
   —No puede ser… Todo ha reaccionado…
Tras esto me hicieron una reverencia y dijeron a la vez.
   —Bienvenido al palacio de los vientos, señor Rasaal-gu. La profecía era cierta y has venido a liberarnos del mal, tu llegadas es bien recibida. Tu vida no tiene precio. Tu muerte no tiene cabida en este mundo ni en ninguno.
Estas palabras despiertan en mí un recuerdo antaño dormido. Recordé a mi madre, mi autentica madre, diciendo: “Rasaal-gu es tu nombre, hijo mío. Estas destinado a salvar tu mundo. Pero hay demasiada maldad para niño tan inocente y poderoso. Serás enviado a la Tierra, donde crecerás. Y cuando tu poder despierte el fuego habrá de temerte. Nada ni nadie podrá separarte de mí, algún día volveremos a encontrarnos.”
Algo nace en mi interior, una fuerza que nunca había sentido. Todos los objetos de la mesa giran en torno a mí. De repente entran en mi cuerpo en forma de tatuaje, y me siento invencible.
Pero un grito interrumpe esa sensación.
   — ¡Jinetes del Fuego!—grita una voz al otro lado de la pared.
   — ¡Te han encontrado!—dice Ruxio—. Ya no hay salida, debes luchar a nuestro lado.
Asiento y mi cuerpo actuó solo. Empecé a correr hacia el exterior, y mientras lo hago el arco se forma en mi mano.
Vislumbré una sombra avanzando hacía mi y sin pensar tensé la cuerda del arco. Una flecha apareció en este y salió volando. Atravesó el cuerpo de un sátiro mientras otro, escoltado por tres faunos, venía a matarme.
Cuando están a punto de lograrlo una espada enorme les corta el paso. Era Ruxio, que se enfrentó a ellos y de un solo tajo les partió por la mitad.  
Tras esto, noté algo a mi espalda. Me giré y vi a Ilika lanzando algo a mucha velocidad contra un grupo de unos extraños pájaros dorados que en su cabeza tenían unas púas moradas.
Ahí estábamos en aquel momento los tres, luchando espalda contra espalda. Rodeados por un ejército de faunos, sátiros y trolls.
Supe que con el arco no podría hacer nada, por eso le ordené guardarse de nuevo en mí, y, para mi sorpresa, lo hizo. De mi cuerpo brotó la espada sin yo pedírselo, pero me vino bien, pues me sirvió para matar a un fauno.
Entonces, una bola de fuego surgió de la nada, y tras esta un forma que los otros no conocían, pero, desgraciadamente, yo sí.
   —Hermano…—la figura de mi hermano había aparecido, al parecer él era el mayor de los Jinetes del fuego.

1 comentario:

  1. Muy bueno Ista, muy bueno. O sea que todas las armas están en tu cuerpo en forma de tatuajes, ¡excelente idea! Ok, vamos a ver, me gustó también el hecho de que fueras de ese mundo y que recordaras a tu verdadera madre, y supongo que tu hermano será el de la Tierra¿no? Porque dices que nadie lo conoce. Entonces ¿qué le pasó?
    Toma forma, agarra ritmo, engancha. A ver si cuelgas otra parte para la noche.

    ResponderEliminar