Un horrible hedor hace que me despierte. En unos segundo comienzo a
escuchar las voces de Axel, Eros y Aarón que provienen del cuarto de al lado.
Me levanto perezosamente, arreglándome el largo cabello castaño como puedo,
pasándome una y otra vez las manos sobre él. Me dispongo a salir del cuarto,
arrastrando los pies con vagancia y el mismo olor que me despierta me guía
hasta un extraño animal. Yace sin vida sobre la mesa dónde diariamente debemos
comer todos, con la piel arrancada y tendida al lado del fuego, totalmente ensangrentado.
Soy incapaz de reprimir un grito y alejarme de esa criatura de un salto. Me friego los
ojos varias veces, desconcertada.
—¡Danae! ¿Te encuentras
bien? —pregunta Axel mientras sale corriendo de una habitación y me aparta el
pelo de la cara, para verme mejor los ojos.
—E..e…eso, ¿por qué hay
eso aquí? — digo señalando al animal. Mi voz suena débil y temblorosa pero aun
así ellos empiezan a reír a carcajadas. —Decidme que no habéis matado eso, lo
habéis puesto sobre la mesa y os habéis ido a charlar tan tranquilamente…
—No sé tú, pero nosotros
tenemos hambre… —Dice Axel burlón y de nuevo comienzan a reír — Además, en una
semana, cuando sepas manejar tu esencia mínimamente, vendrás con nosotros al
bosque y los cazarás.
—Como sea… quitar eso de
ahí, os lo suplico.
Eros se encoje de hombros
con su típica sonrisa de medio lado, aparentando un niño bueno que acaba de
romper un plato. Después levanta al animal a pulso y lo deja caer tras la mesa.
Es increíblemente fuerte, aunque con esa espalda no lo he dudado nunca.
Dispuesta a cambiar de tema y olvidarme de la imagen del pobre “bicho”
despellejado, dirijo la mirada al anciano muy seriamente.
—Aarón, lo que dijiste ayer…
lo tengo decidido. En cuanto antes lo haga, antes podré irme ¿no?
Asiente.
—Entonces estoy dispuesta
a hacer lo que sea… ¿Qué, cuándo empezamos? —digo completamente decidida.
Miro a todos y estos me
miran a mí. Después cruzan las miradas y vuelven a reír como si les fuera la
vida en ello. Axel y Eros, que se habían sentado en las sillas de madera caen
pataleando el suelo como unos críos y casi llorando hasta que Aarón les detiene
con un golpe a cada uno.
—¿De verdad te crees que
esto se aprende así de fácil? —inquiere Eros antes de que Axel asienta con la
cabeza, corroborando lo que él dice. —Pero aun así, me alegro de que tengas ese
espíritu. Esta tarde saldremos al Tarëk y allí comenzarás con lo básico.
—¿Qué es Tarëk? Algún
lugar místico y mágico —sonrío — porque a partir de hoy ya nada me sorprenderá…
…
—¡Joder! Vale, retiro lo
dicho… estoy sorprendida —digo yo —Esto es increíble. Es como si tuvieran todos
los paisajes del mundo comprimidos en un kilómetro. Bueno, no todo el mundo,
eso…¿eso qué es?, nunca he visto algo así. —Señalo hacia un pequeño montículo en el
que hay tres gigantescos árboles bastante tenebrosos. En su corteza se puede
distinguir un rostro de hombre, en el de al lado una mujer, y al otro lado,
otro hombre. Parecen muy viejos y están completamente arrugados.
—Nada, nada, ya lo verás en pocos días... No solo es el paisaje,
nadie conoce este lugar excepto los Jinetes. Aarón hizo un conjuro sobre este
terreno, hagas lo que hagas y por mucho que metas la pata o te descontroles,
nadie saldrá herido en este lugar. —explica Eros— Ah, y a partir de hoy…
—A partir de hoy serás mi
aprendiz y yo tu maestro. —corta Aarón— Te enseñaré todo lo que puedas aprender
para la batalla final: a manejar a Sasha e invocar su fuerza, pequeños trucos
de magia y a ser ágil como un Aashta. Quiero que estés aquí todos los días, no
habrá descansos ni paradas, ¿lo has entendido Jinete?
—Sí, entendido...¿Qué es un Aashta?-pregunto distraída.
En mi mente se quedan divagando
dos palabras que forman un único sentimiento: “batalla final”. Estoy asustada, es poner muchas esperanzas en mí… pero me tranquiliza un poco saber que para cuando ocurra, estaré preparada.
—¿Sí? ¿Qué clase de
respuesta es esa? Ahora soy tu maestro, no me trates como a tu abuelo.
—Sí maestro, perdón.
—Bueno, nosotros ya nos
vamos, que tenemos cosas que hacer… ¿verdad Axel? —comenta Eros al tiempo que
coge a su compañero por la espalda y se marchan, dejándome con Aarón y un
puñado de espadas, amontonadas en un rincón bajo la sombre de un roble.
— Los Aashta son los animales más rápidos que he visto nunca. En menos de un minuto pueden recorrer un pueblo entero y son parecidos a los dracos de agua.
— ¿Dracos?.... Da igual, no nos vamos a entender de todas formas...
— Los Aashta son los animales más rápidos que he visto nunca. En menos de un minuto pueden recorrer un pueblo entero y son parecidos a los dracos de agua.
— ¿Dracos?.... Da igual, no nos vamos a entender de todas formas...
Muy buneo, noa. Pero creo lo podrías haber hecho en dos partes, es muy largo. Aunque viene bien despues de tu escasez de textos. A ver si sigues a este ritmo.
ResponderEliminarEstá bueno Noa. Me gusta como Aarón te pone malo contigo jejeje ya era hora de que hicieras algo por toda esa comida gratis XD
ResponderEliminarUn par de cosilias para que tengas en cuenta:
Cuando Aarón habla de "la batalla final", creo que deberías ahondar en las emociones que te invaden, ya que mete miedo todo eso de un enfrentamiento decisivo y que encima está en juego la suerte de tantos.
Y cuando dice que "serás ágil como una pluma", no es la comparación ideal. Podría ser, "ágil como una gacela o pantera" (o el bicho que corresponda a ese mundo XD)
Espero que desarrolles a esos árboles con rostro, están muy interesantes. Aún no sé si son sólo dibujos en la corteza o son rostros de verdad, espero que esto último.
Pues eso, que tus jinetes van tomando forma. A ver que pasa a continuación.
Ok chicos.. ¡oído cocina! ahora cambio lo de la pluma y en cuanto a lo de la batalla final no sé dónde o cómo poner lo que pienso...
ResponderEliminarEse párrafo que agregaste te quedó genial. Si señorita, a eso llamo introspección. Por ahí te quedo una pregunta colgada, ¿qué es un Aashta? El Aerón nunca te contestó,¡el muy cabrón!
ResponderEliminar