Durante tres semanas,
Eros y Axel me han enseñado a combatir mínimamente: sé coger a Sasha de la
forma correcta y no me cuesta llamarle, día a día practico un uno contra uno, Aarón
en cambio se esfuerza en que aprenda a controlar mi esencia, con ella puedo
abrir puertas sin tener la llave y puedo sentir el pálpito de los corazones
humanos, y a través de ello, intuir las emociones. Aún con todo mi esfuerzo,
mis progresos son solo mágicos, nada físico, pues mi cuerpo se ha llenado de
moratones y magulladuras en este poco tiempo. “Aprendes rápido” suele decir
Aarón, pero la verdad es que no veo mucha mejora. Ahora estoy más unida a Sasha
y le he cogido cariño a todos, pero no dejo de pensar en mi hermana Kaira y eso
suele distraerme.
Hace dos días, Axel y
Eros me prometieron llevarme hoy al pueblo de Fenir, porque no solo debemos
ayudarles desde el sobrenombre de “Los Guardianes sin pasado” o “Los Jinetes”, sino
que estamos como fugitivos y Nacago, el Rey de Léhon quiere acabar con
nosotros.
Antes de salir cabalgando,
Axel me entrega una capa negra que debo llevar “en todo momento”, según ellos.
—Y recuerda, si pillan a
estos dos, tú sal corriendo hacia la dirección contraria. Mézclate entre la
gente y esconde a Sasha. No dejes que nadie descubra que eres un Jinete o date
por muerta —dice Aarón antes de que puedan cerrar los muros de la montaña
Anochecida— ¡Cuidaros! —exclama.
—Sube, Danae —dice Eros a
la vez que extiende el brazo para agarrarme y subir—Esta es la primera vez que
sales de la montaña desde que llegaste, ¿verdad?
—Exacto.
—Entonces espero que
estés preparada para lo que vas a contemplar —dice Axel— No sé cómo serán los
pueblos en tu mundo, pero te aseguro que este es muy diferente, y no muy
“bonito” de ver porque donde vamos es el peor de todos.
—Oh vamos, estás
exagerando Axel. ¿Acaso hay casas derruidas y la típica plaza lúgubre y
misteriosa de las pelis donde ejecutan a la gente?—bromeo yo sonriendo,
emocionada por salir e impaciente por llegar.
—¿”Pelis”? No comprendo
lo que dices— comenta Axel— pero… en cuanto a lo del pueblo…— Después murmura
algo que no puedo escuchar. Los dos Jinetes se miran con tristeza y desvían la
mirada hacia el suelo. Sus rostros están afligidos y mantienen la mandíbula
tensa. Me concentro para entender qué es lo que no quieren decir, aquello que
mantienen en secreto y lo que presiento no me gusta nada.
Al llegar a las puertas
del pueblo, lo primero que me llama la atención son las casas: derruidas,
algunas manchadas con formas extrañas y oscuras, todas construidas con el mismo
patrón: paredes de piedra negra y tejado de madera.
Noa, veo que viniste con las pilar recargadas. Creo que este es tu mejor fragmento. Muy bueno todo. Mis felicitaciones, me gustó mucho. Espero no esperar tanto para leerte de nuevo.
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